La nueva ley hipotecaria y sus consecuencias

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El acceso a la vivienda se ha complicado debido a la precariedad laboral que atraviesan en la actualidad muchas personas. No obstante, en numerosas ocasiones la dificultad estriba en la falta de información sobre la actualidad hipotecaria.

Por esa razón, es importante que toda aquella persona que se esté planteando la posibilidad de calcular hipoteca y solicitarla para la adquisición progresiva y futura de un inmueble privado conozca a fondo los beneficios y los posibles inconvenientes que traerá, a partir de marzo de 2019, la nueva ley hipotecaria, y de qué manera afectará especialmente a los jóvenes de menos de treinta años.

Los pros de esta ley son numerosos y bastante esperanzadores. Entre otras cosas, se ha llevado a cabo una reestructuración de las cláusulas, eliminando aquellas que se consideraban abusivas para los potenciales hipotecarias.

Por otro lado, se ha mejorado la transparencia en el procedimiento económico de solicitud y solvencia de hipotecas, y también se ha establecido una reducción de las comisiones que resulta muy atractiva sobre todo para cualquier persona con un SMI insuficiente o por debajo de los mil euros. Estas ventajas pueden llevar a numerosos jóvenes en situaciones económicas inestables a plantearse la inversión de préstamos rápidos o ahorros en hipotecas como algo asequible, y no un sueño lejano.

Sin embarho, y como suele decirse, no es oro todo lo que reluce. Estas ventajas traen consigo la necesidad imperiosa de que las entidades financieras que hagan préstamos hipotecarios tengan que mirar con excesiva atención su capacidad para cumplir con las expectativas y, por extensión, devolver las cantidades económicas prestadas.

Ello se traduce en una mayor inflexibilidad burocrática que puede afectar de manera directa al procedimiento de adquisición de viviendas de muchas personas, especialmente jóvenes.

Hay otra consecuencia derivada de este hecho, y es que las entidades en cuestión también prestarán una mayor atención a los ingresos y a la situación económica actual de las personas que aspiren a solicitar una hipoteca.

Aunque esto significa a todas luces una mejora de la seguridad, también elimina procesos versátiles antes habituales. Está por ver cómo evolucionará esta nueva situación.

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