Cómo elaborar el currículum y la carta de presentación

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Los orientadores laborales insisten mucho sobre la importancia del currículum vitae y la carta de presentación. En el sistema laboral en el que vivimos, el CV son las credenciales con las que presentamos nuestra experiencia laboral, nuestros estudios y nuestras competencias.

En cuanto a la carta, es una forma de destacar sobre cientos y miles de candidatos que se han postulado para el puesto. Una carta de presentación bien redactada puede llevar a que el responsable o la responsable de recursos humanos se fije en nosotros. Podemos, en definitiva, captar su atención, y eso es algo que no tiene precio cuando buscamos desesperadamente un buen empleo en el que quedarnos para siempre.

«Para siempre» puede parecer una expresión un tanto utópica, sobre todo porque siempre vamos a tener el temor de que nuestros jefes descubran que no damos la talla.

Sin embargo, si sabemos ser honestos a la hora de redactar nuestro currículum, si no nos inventamos nuestras habilidades ni nuestra historia en cuanto a estudios y puestos de trabajo, no decepcionaremos a ninguna persona que confíe en nosotros. Porque sabremos demostrarle que merecemos la pena. Y esto es algo que hay que hacer con ganas, persistencia e intensidad.

Porque el salario de los trabajadores es un derecho de los mismos y una responsabilidad de los empresarios, pero al mismo tiempo los dueños de cualquier empresa no están dispuestos a arriesgar dicho salario en una persona que no sea apta para el puesto.

Muchas pymes hacen uso de ayudas económicas, como créditos rápidos, para abrir su empresa y mantenerla a flote. Por eso, necesitan sentir que sus trabajadores en nómina son, sin lugar a dudas, una inversión de futuro. Al mismo tiempo, han de saber tener manga ancha y entender que todo trabajador es humano y necesita un período de aprendizaje y adaptación. Es un vínculo bidireccional.

Todo ello son contingencias que hemos de saber prever a la hora de redactar el CV y nuestra carta de presentación. En la carta, además de demostrar que somos personas educadas, elocuentes y responsables, tenemos que saber explicar por qué nos consideramos apropiados para el puesto de trabajo.

Nuestro objetivo será transmitir al empresario, siempre con buenas palabras, que cualquier uso económico que haga de nuestra fuerza de trabajo se traducirá en beneficios. No inventemos que sabemos hacer cosas que en realidad no sabemos hacer.

En todo caso, sí es una buena idea adornar la realidad con palabras bonitas, pero siempre y cuando la esencia de esa verdad sea cierta. Lo que importa es que nuestra prosa cautive a la persona que tiene que tomar una decisión sobre nuestra contratación. Si hacemos un buen uso de estos consejos, no tendremos nada que temer.

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